A tan solo dos horas de Bilbao, en la provincia de Burgos, se encuentra uno de los pueblos con más encanto de toda la península. Se trata de Orbaneja del Castillo, una pequeña localidad al norte de Burgos que deja boquiabiertos a todos los que pasan por ella.
Con una cascada que lo atraviesa de arriba a abajo, una arquitectura que recuerda a ilustraciones de cuentos infantiles y lagunas de color azul turquesa, este pueblo es uno de los más recurridos para el turismo rural del país.
La cascada es, sin duda, la joya de la corona de este pueblo de postal. Se trata de un torrente de agua de aproximadamente 25 metros de altura, que brota de la Cueva del Agua -situada en la parte alta del municipio y disponible para visitar- y recorre el pueblo en forma de escalera, dejando pequeñas lagunas de agua cristalina en su transcurso.
Antes de desembocar en el río más largo de la península, el Ebro, la cascada desemboca en unas pozas que se tornan de color azul celeste. Estas pozas son lo primero que te encuentras al llegar al pueblo y, aunque nada más verlas no se puede pensar en otra cosa que no sea un buen chapuzón, el baño está completamente prohibido.
Aunque una vez vista la cascada parezca que la visita está concluida, nada más lejos de la realidad. Orbaneja del Castillo cuenta con uno de los conjuntos arquitectónicos mejor conservados de Castilla y León. Sus casas de piedra están distribuidas de tal forma que a simple vista parece que estuvieran amontonadas, con los balcones suspendidos en el aire. Vamos, una postal de cuento.
Por último, aunque no menos impactante, el pueblo cuenta con una orografía muy particular y si subes a su parte más alta encontrarás un mirador rocoso desde el que observar todo el paisaje que rodea al municipio.
Además, si andas avispado, podrás identificar la curiosa forma que revelan dos montañas situadas al frente, y que según dicen parece la imagen de dos camellos tocando sus hocicos.