En los últimos años, se ha extendido la creencia de que Halloween es una celebración importada de Estados Unidos que poco o nada tiene que ver con Euskadi y con las tradiciones vascas. Pero nada más lejos de la realidad.
Si bien la palabra Halloween proviene del inglés All Hallows’ Eve, la víspera de todos los santos, el concepto guarda su origen en una fiesta celta llamada Samhain. Con el paso del tiempo esta celebración fue asimilada por el cristianismo y, ya a mediados del siglo XX, llegó a Estados Unidos por medio de los inmigrantes irlandeses.
Aunque es cierto que Hollywood se ha encargado de internacionalizarla y de hacerla global, en Euskadi la celebración de la noche del 31 de octubre va mucho más allá del trick or treat.
Gau Beltza / Arimen Gaua
La gran mayoría de la población relaciona Halloween con una celebración estadounidense y muy lejana a nuestra cultura, pero lo cierto es que este día está mucho más ligado a nuestras raíces de lo que parece.
La conocida como Gau Beltza (noche negra) o Arimen Gaua (noche de almas) se lleva realizando en Euskadi desde mucho antes de que Halloween se popularizara. Esta tradición, la cual estuvo muy ligada al euskera y a la zona rural vasca hasta mediados del siglo XX, se extendía durante todo el otoño y compartía muchas similitudes con la celebración que conocemos en la actualidad.
Sábanas viejas y calabazas agujereadas e iluminadas con velas, estos eran los ingredientes que daban vida a una festividad que, al igual que hoy en día, tenía al miedo como protagonista. Aunque las calabazas se reinaban durante toda la estación, en la víspera de Todos los Santos cuando su presencia se veía aumentada, convirtiendo su malévola sonrisa en la luz que iluminaba los sustos de la última noche de octubre.
Más allá de para infundir el terror entre los vecinos, según los testimonios de personas que vivieron la tradición de la Gau Beltza en todo su esplendor, la colocación de calabazas o nabos iluminados en los caminos también tenía el objetivo de mostrarles el camino a las almas de los muertos.
Una celebración que renace
Con el paso de los años la Gau Beltza se fue desligando poco a poco de nuestras tradiciones. La celebración que acompañó al pueblo vasco durante décadas se perdió a mediados del siglo XX, pero lo hizo para volver.
Desde hace varios años la asociación Euskaltzaleen Topagunea es la encargada de reavivar la luz de las calabazas y de nuestra historia en diferentes puntos de la geografía vasca. Lo hace en colaboración con otras entidades y grupos locales, siempre desde el espíritu comunitario.
Lugares como Ondarroa, Mutriku, Lekeitio o Andoain están recuperando la esencia de una celebración con origen, recordemos, euskalduna. Halloween es el mainstream de esa noche negra, de esa Gau Beltza en la que una calabaza ilumina la Euskadi de nuestros antepasados.
Hoy en día, quienes lo celebran lo hacen realizando fuegos o pequeñas hogueras (que guiarán a los espíritus a la luz), y también como una excusa para reunirse en torno a una mesa y comer, otra tradición típica de Euskadi. La calabaza asada y las castañas forman parte del listado de frutos típicos que se consumen durante estas fechas.