Más allá del encanto de la propia Villa, que no es precisamente poco, la ubicación del botxo es perfecta para poder descubrir una multitud de lugares con encanto, tanto de nuestro territorio como de provincias vecinas. Entre esa larga lista de lugares a los que merece la pena hacer una escapada está Frías, la ciudad más pequeña de España.
Este pequeño pueblo burgalés se sitúa justo entre nuestras fronteras y las de Castilla y León, así que está a menos de 100 kilómetros de Bilbao que se traducen en alrededor de una hora y media en coche. Dentro de sus márgenes viven poco más de 250 habitantes, un censo que lo ha colocado de lleno en el mapa de hitos de la geografía nacional.
Pero cuidado, no te dejes llevar por su tamaño. Aunque pequeña, esta ciudad tiene muchísimos encantos que te acabarán atrapando. Te contamos todo lo que puedes visitar si haces una escapada a Frías, lo más parecido a las casas colgadas de Cuenca que puedes ver en el norte.
Paradas obligadas para visitar Frías
El Castillo de Frías es el principal atractivo monumental de esta pequeña ciudad castellana. Dada su situación, en lo alto de la colina, ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad. Además, también puedes visitar la exposición que hay en su interior.
Su Plaza Mayor es otra de las paradas obligadas de cualquier escapada a Frías. En ella destacan el Ayuntamiento, que data del siglo XVI, y la Fuente de los Cuatro Castaños, del siglo XVIII.
La iglesia de San Vitores, las puertas y el recinto amurallado y el puente medieval que cruza el río Ebro completan la lista de lugares que no te puedes perder. Y para disfrutar de una panorámica de todos ellos nuestra recomendación es que te acerques al mirador del Peñasco.
Una ciudad pequeña, pero con mucha historia
A pesar de sus dimensiones, este pueblo castellano es lo suficientemente grande para albergar el rastro de siglos de historia. De hecho, su origen se remonta a la época romana. Para tener control sobre el valle del río Ebro se construyó una fortaleza en la colina que actualmente ocupa el Castillo de Frías.
Fundada a posteriori, en el siglo XII, la pequeña ciudad conserva todavía edificaciones de la Edad Media, un periodo en el que se convirtió en enclave estratégico del reino de Castilla. A posteriori, entre los siglos XIII y XIV se construyeron sus murallas y otras muchas edificaciones, entre ellas iglesias.
En la Guerra de la Independencia sus infraestructuras se vieron gravemente dañadas y la mayoría de su población tuvo que huir, un hecho que truncó el desarrollo económico que venía experimentando. Actualmente es una de las joyas del turismo rural burgalés, una señal de que no puedes perdértelo.