Tanto si vives aquí como si estás de paso te darás cuenta de que Bilbao es especial, única. Son muchas las cosas que la hacen ser como es, y una de ellas es su gastronomía.
Dejaremos de lado su parte más mainstream con el txakoli o los pintxos, ya que nos vamos hacía la parte dulce. La gastronomía de Bilbao (y de Bizkaia) es conocida por muchas cosas, pero quizás los dulces no destaquen. Sin embargo, en las pastelerías bilbaínas encontramos ciertos manjares endulzados que solo se hallan aquí y que son, sin duda, dignos de ser probados.
Bilbao es única, y estas 6 razones gastronómicas lo corroboran.
Carolinas
Es un clásico de la Villa. Nació hace un siglo cuando un pastelero de Bilbao quería preparar algo especial por el cumpleaños de su hija Carolina. En su afán por hacer algo único cogió un una tartaleta de hojaldre, sobre ella colocó una pirámide de merengue con yema y chocolate y… ¡Bum! Creó las Carolinas.
Este típico dulce se encuentra en casi todas las pastelerías de Bilbao y Bizkaia, e incluso tiene una fiesta propia.
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Bollo de mantequilla
Otro de los que no puede fallar es el bollo de mantequilla. Los creadores de este típico dulce bilbaíno fueron dos primos suizos, Bernardo Pedro Franconi y Francesco Matossi, y el lugar la Pastelería Suiza. El bollo parece un clásico bollo suizo, pero, ¿qué lo hace tan especial? Que en su interior tiene una crema de mantequilla hecha a base de yemas de huevo, almíbar caliente y mantequilla pomada. Un añadido que lo convierte en una verdadera delicia.
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Pastel de arroz
El pastel de arroz es uno de esos platos que engañan con su nombre, y es que hablamos de un pastel de arroz que no tiene arroz. Este típico dulce es básicamente un hojaldre relleno de crema, y fueron unos pescadores vascos quienes importaron esta receta desde Filipinas a finales del siglo XIX. En su origen sí que llevaba harina de arroz, pero a día de hoy se elabora con harina de trigo, por lo que de arroz solo tiene el nombre.
Pastel ruso
De los creadores de la ensaladilla rusa llega el pastel. Hay ciertos parecidos con otros dulces, pero aunque suene raro, no hay pastel ruso como el de Bilbao. El origen del postre proviene de un regalo de la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, al zar de Rusia. Desde entonces, el mejor pastel ruso se encuentra en Bilbao.
Baldosa de Bilbao
Uno de los iconos bilbaínos por excelencia es su famosa baldosa, y esta es la versión comestible. Aunque tenga las mismas medidas que la original y lo parezca, no, no se trata de la misma que pisamos a diario y que nos provoca más de un salpicón de agua al pantalón. En este caso hablamos de un postre hecho a base de una mousse de café y caramelo cubierta con tofe y una fina capa de chocolate negro y blanco que le otorga ese color grisáceo.
Todo un clásico que se suele degustar frío y que, aunque pueda parecer lo contrario, no es nada pesada. ¿Hay algo más bilbaíno que comerse su propia baldosa? Pues adelante.
Turrón Sokonusko
Otro de los clásicos, pero esta vez de Navidad. Tanto en Bilbao como en Bizkaia, el turrón Sokonusko se convierte cada año en uno más de la familia durante estas fechas. Un dulce navideño que se elabora desde hace 300 años y que procede de una localidad mexicana llamada Santa Ana de Soconusco.
La historia cuenta que la receta proviene del siglo XVII, más concretamente de cuando el aventurero bilbaíno Íñigo Urrutia se encontraba en México. Más tarde, un pastelero del Casco Viejo se debió encontrar con dicha receta, y desde entonces es un acompañante más de las comidas navideñas.
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