Aunque la revolución de los patinetes eléctricos comenzó a gestarse hace ya un par de años, Bilbao vive ahora la llegada de empresas que facilitan su alquiler. Estos vehículos de dos ruedas forman parte del día a día de nuestras calles desde hace un tiempo, pero hasta hace poco no se había implantado en la Villa ningún servicio de uso público y los usuarios eran únicamente particulares.
No obstante, el área de Movilidad y Sostenibilidad del Ayuntamiento bilbaíno abre ahora la puerta a la llegada de empresas que alquilen patinetes eléctricos para controlar su implementación como una opción más de transporte. El Consistorio ultima un estudio para analizar las características de su servicio con el objetivo de regularlo en una futura ordenanza de movilidad.
A través de esta, atajará una de las principales preocupaciones de la ciudadanía y de otros grupos políticos, la invasión del espacio peatonal por parte de estos vehículos, algo que ocurrió en un primer momento en otras ciudades del territorio nacional.
¿Cómo será la normativa en Bilbao?
Ya se conocen alguno de los aspectos que recogerá, como es el caso del aparcamiento de los patinetes. Este estará restringido a los espacios destinados al estacionamiento de bicicletas particulares, que a su vez tendrán limitados.
Por ello, la flota de los operadores que finalmente se establezcan en Bilbao deberá disponer de un servicio de GPS que garantice que los vehículos están debidamente aparcados, y tampoco se descarta que los usuarios tengan que hacer una foto para demostrarlo. No obstante, no se baraja la posibilidad de cobrar a las empresas de alquiler por su presencia en el espacio público, ya que no hacen un uso privativo de este.
Además, los patinetes de alquiler deberán ser de tipo A, es decir, los de menor tamaño cuyo límite de velocidad es de 20km/h. Deberán también tener identificación, luz delante y detrás, un sistema de frenado acondicionado, un sistema de apoyo que impida que queden depositados sobre el suelo y timbre.
Uno de los motivos que han conllevado a la reticencia de las autoridades municipales, tanto bilbaínas como de otras urbes, es la seguridad vial. De hecho, la normativa general que entró en vigor en enero del 2021 prohibió la circulación de estos vehículos, considerados de motor, por las aceras y zonas peatonales de toda España. Las sanciones por desobedecer esta regulación ascienden a 200€. Además, los usuarios de patinetes eléctricos deben utilizar casco de protección y utilizar elementos reflectantes de noche.
La llegada de las empresas de alquiler
Tras la aprobación de la normativa, se sacará a concurso público la autorización de prestación de servicios de alquiler de patinetes en Bilbao, que finalmente se concederá a un par de empresas. Tal y como se recogió en El Correo, Ignacio Alday, director de Movilidad, apuntaba en el mes de diciembre que media docena de compañías mostraron interés en exportar su modelo de negocio a la Villa.
Una de ellas, Jump Up, desembarcó en las calles bilbaínas a finales del año pasado. No ha sido la primera que llegar a Bizkaia. Por ejemplo, el servicio se implementó en 2019 en Getxo de la mano de Euskooters y se expandió a Berango y Sopela en julio del año siguiente.
El renting de Jump Up funciona desde el mes de noviembre con 44 patinetes. Opera entre las 7:45h y las 00h a través de una aplicación en la que el coste del servicio es de 89 céntimos por desbloquear el vehículo más 19 céntimos adicionales por cada minuto.
Se instauró en Bilbao a pesar de que todavía no existe una regulación municipal específica, la que contendrá la futura ordenanza de movilidad. No obstante, según apuntaron en su momento las fuentes consistoriales en El Correo, su presencia no supone una ilegalidad siempre que esta cumpla con la ley vigente.
Sí deberá acogerse al marco regulatorio una vez este se implemente, de modo que tendrá que someter su actividad al concurso del Ayuntamiento que proporcionará los permisos para utilizar la vía pública. Este ha descartado completamente la posibilidad de crear una red pública de patinetes eléctricos por no considerarlo un paso correcto en su apuesta por la movilidad sostenible.