De la mano de la Navidad llega, un año más, nuestro querido Olentzero. Un carbonero barrigudo que trae regalos (o carbón) a niñas y niños de Euskal Herria y que cada 23 de diciembre se pasea en su kalejira por las calles de Bilbao. Esa es, en resumen, la radiografía del Olentzero actual, pero la historia de este ser mitológico ha evolucionado y se ha ido adaptando con el paso del tiempo.
Los orígenes de Olentzero
Este arraigado personaje lleva cientos de años formando una parte indispensable de las navidades vascas, pero tal y como se menciona en diferentes análisis históricos, su origen hace referencia a una fecha, no a una persona. De hecho, ese pasado queda patente en su propio nombre, ya que la palabra Olentzero, o su variante «Onenzaro», significa noche buena y Vigilia de Navidad, por lo que hace referencia a la propia fiesta.
En esta celebración, cuando se la denominaba Olentzero, no había nadie que hiciese regalos, sino que eran los jóvenes vascos los que recorrían los pueblos cantando coplas para recoger un aguinaldo. Una tradición que, aún a día de hoy, se mantiene en diversos puntos de Euskadi.
Según esta historia, la más extendida, parece lógico pensar que Olentzero encarnaba, de algún modo, el final del año y el solsticio de invierno. Su aspecto descuidado y su vejez simbolizaban del tiempo pasado y, a través de su quema en los pasacalles, se representaba la renovación y revitalización.
Evolución y leyendas
Tras caer durante varios años en el olvido, el personaje mitológico se fue construyendo en torno a la persona mayor y desaliñada que todos conocemos y que regresa cada 24 de diciembre a Euskadi. Olentzero fue incorporando progresivamente elementos de otras figuras navideñas como Papá Noel o los Reyes Magos, de ahí que ahora traiga regalos a los más pequeños.
Por ello, en la actualidad la llegada del Olentzero está totalmente relacionada con la alegría y la festividad. No obstante, hay leyendas que unen su pasado con el terror. Según estas, en el siglo XVIII Olentzero bajaba por la chimenea de las casas y, si se topaba con algún niño que no estuviese dormido, le cortaba el cuello con su hoz. Verdadera o no, la festiva y bonachona versión actual del Olentzero es, sin duda alguna, bastante más amigable que la mencionada leyenda.
Izenaduba Basoa
En Bizkaia, además, tenemos la suerte de tener la casa de Olentzero. El caserío más antiguo del territorio se encuentra en Mungia, y cuenta la leyenda que en él habita nuestro personaje más querido. De hecho, esta espectacular residencia del siglo XVI alberga Izenaduba Basoa, el primer centro de interpretación de la mitología vasca en Euskal Herria.
Se trata de un parque tematizado con más de 6.000m² en el que los visitantes pueden adentrarse en el pasado de Olentzero y de nuestra cultura mediante historias, mitos y otros seres mitológicos. Un plan navideño inmejorable para sumarle un toque más de magia a una época que, de por sí, ya cuenta con una gran dosis de fantasía.