El Gargantúa es, junto a Marijaia, uno de los símbolos más emblemáticos de la Aste Nagusia de Bilbao. Así que ahora que apenas queda una semana para que la Villa vuelva a revivir su semana más grande, hemos querido rendirle tributo a esta icónica figura bilbaína.
Inspirado en la leyenda francesa «Gargantua et Pantagruel», la costumbre de este personaje por engullir niños y niñas comenzó a mediados del siglo XIX. Ahora, más de un siglo más tarde, su boca y tobogán siguen siendo sinónimo de terror para los benjamines de la casa.
Antonio de Echaniz, más conocido como bombero Echaniz, fue el creador de este gigante made in Bilbao al que le caracterizaba su extraordinaria corpulencia y su apetito insaciable.
La figura, que pretendía celebrar la buena vida y los placeres mundanos de la misma, salió a las calles de la Villa por primera vez en el año 1854. Desde entonces se ha comido a miles de niños y niñas en sus tradicionales salidas, pero también ha vivido varias transformaciones e incluso ha estado cerca de desaparecer.
Más de 165 años y varios Gargantúas
Tras su primer paseo por las calles de Bilbao, la enorme figura de Gargantúa continuó su tradición durante las dos décadas siguientes. En 1874 su destino se truncó al ser destruido por una bomba, y no fue hasta las fiestas de 1897 cuando, por aclamación popular, el queridísimo gigante reapareció.
Mantuvo el mismo especto hasta 1934, cuando se le dio vida a un Gargantúa nuevo de la mano del escultor Higinio Basterra. No obstante, la versión renovada del personaje sufrió el mismo destino que su predecesor y fue abandonado en un almacén de Deusto tras una última aparición en el año 1950.
Después de algo más de una década en el olvido, en 1962 el icónico personaje regresó a las fiestas de Bilbao. Y, aunque posteriormente también vivió otros periodos esporádicos de abandono, nuestro Gargantúa fue reconstruido para quedar ligado para siempre a la Aste Nagusia bilbaína.
De hecho, ante su creciente popularidad se fueron crearon nuevas versiones del Gargantúa, haciendo de esta figura un imprescindible de las fiestas de Bilbao, imborrable de la lista de planes para los más pequeños.