La txapela es, sin duda, una de las prendas más tradicionales e icónicas de nuestra historia. Su relación con Euskadi comenzó a comienzos del siglo XIX, y a día de hoy la podemos ver incluso en muchos de nuestros bares gracias a la denominada tortilla de patata con txapela.
Esta variante gastronómica es, a grandes rasgos, una tortilla de patata al uso (con o sin cebolla) que, una vez hecha, se culmina con una capa de ingredientes encima y una fina tortilla francesa. Es este último elemento el que dota de esa especie de txapela al plato y, como consecuencia, también el artífice de su nombre.
A diferencia de la tradición inherente a la prenda, la txapela culinaria rompe con las normas de la tortilla y su fina capa, tipo crepe, esconde rellenos que asustan a las mentes más puristas de este plato.
Tortilla con txapela… e imaginación
El mundo de la tortilla tiene, al igual que sucede con la paella o la pizza, una corriente purista y con las ideas fijas. Este tipo de tortilla, sin embargo, no entiende de puertas o límites en su combinación de ingredientes.
La fantasía e imaginación imperan en esta variante de la clásica tortilla de patata. La creatividad, con sentido, es la única que marca la divisoria, pero las clásicas creaciones con jamón y queso, atún con mahonesa o chatka son las que reinan en muchos de los bares que optan por la txapela en este plato.
También fuera de Euskadi
Aunque en un principio podría tratarse como una rara avis, esta txapela gastronómica también cubre las tortillas tanto de Cantabria, como de otros puntos de la geografía española.
Es el caso, por ejemplo, de Barcelona y del bar El Pollo, lugar al que hace escasas semanas se acercaban desde El Comidista para descubrir esta variante de la tortilla de patata a la que le añaden bonito y mahonesa. Una variante de estos clásicos rellenos que, en este caso, se ofrece en la ciudad condal de la mano de, cómo no, un cocinero bilbaíno.
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