Las procesiones, misas y otro tipo de eventos religiosos forman parte de la estampa habitual que cada año se vive por Semana Santa en toda la geografía nacional. Puede que esta época del año se asocie mayoritariamente a otras regiones de España, especialmente del sur de la península, pero Euskadi también tiene sus propias tradiciones características de esta festividad.
Una de las más populares, la más antigua de toda Bizkaia, es la que se vive en las calles de Balmaseda: la Pasión Viviente. Su nombre es un reflejo bastante fiel de su naturaleza, ya que consiste en una escenificación de los últimos momentos de la vida de Jesús.
La emblemática representación recorre el casco histórico del municipio vizcaíno en la noche del Jueves Santo y la mañana del Viernes Santo, culminando esa noche con la Procesión del Silencio. Por lo tanto, este 2024 se celebrará entre el 28 y el 29 de marzo.
Este curioso evento está organizado por la Asociación Vía Crucis Viviente de Balmaseda y por el ayuntamiento del municipio, y para asistir es necesario comprar entrada previamente en la web. Las entradas rondan los 5 euros cada día.
Una tradición viva
Organizada por la Asociación Vía Crucis Viviente de Balmaseda y por el ayuntamiento del municipio, la Pasión Viviente consiste en un recorrido por las calles y plazas de la villa en cuyo transcurso se van representando los eventos más señalados de los últimos días de la vida de Jesús de Nazaret. Entre ellos destacan la última cena, la oración en el Huerto de los Olivos, el juicio de Jesús o el encuentro con la Virgen María.
Esta tradición tiene su origen en el siglo XV, aunque en un primer momento surgió como una procesión penitencial para evitar pestes. No obstante, progresivamente fue incorporando escenarios y personajes hasta convertirse en el atractivo turístico que es hoy.
Desde la creación de la asociación a mediados de los años 70, son más de 600 los vecinos que se involucran en la tradicional representación. Son precisamente estos los que actualmente buscan que la Pasión Viviente sea declarada el primer patrimonio inmaterial de Euskadi. Para ello, y también con el objetivo de preservar el legado de esta tradición, se está llevando a cabo una investigación en el seno del Museo de las Encartaciones.