Es probable que la palabra planchar sea una de las primeras que se le viene a la mente a la mayoría de la gente al pensar en las tareas del hogar más tediosas. Y, aunque hay quien plancha hasta los calcetines, cada vez son más las personas que con las prisas del día a día se decantan por obviar la existencia de la plancha, intentar estirar la ropa e implorar que las arrugas no se noten.
Así es como Tamara del Cura dio con la idea para su nuevo negocio: La Planchería de Bilbao. Su propio nombre es bastante ilustrativo sobre en qué consiste su novedoso modelo de negocio. Se trata de un servicio de planchado con el que la lucha contra las arrugas se convierte en un problema de otro.
Situada en el barrio de Miribilla, es la primera planchería de todo el país. A diferencia de cualquier tintorería, los clientes llevan su ropa limpia para, en cuestión de unas 24 horas, poder tenerla planchada y lista para lucirla.
Los secretos de La Planchería
La flexibilidad y la comodidad son los dos pilares sobre los que se basa el servicio de la planchería de Tamara. Gracias al buzón que ha habilitado, la entrega de la ropa no tiene horarios. Y su devolución tampoco está sujeta a inconvenientes, ya que se ofrece la posibilidad de hacerla a domicilio.
El peso de la ropa determina el precio del servicio de planchado. La tarifa estándar es de 5€ el kilo y la express, con la que puedes tener la prenda lista en menos de un día, de 7€. Cuantías que se antojan hasta pequeñas cuando se comparan con los quebraderos de cabeza que supone planchar algunas prendas.
Con bordados o con volantes, estampadas, de gasa… Cada prenda es un mundo y sus particularidades condicionan su planchado, algo que ahora Tamara sabe de sobra. Cuando se decidió a abrir su novedoso negocio, lo primero que hizo fue hincar los codos y aprender todo sobre la plancha profesional que utiliza, sobre las distintas técnicas de planchado y sobre la temperatura que necesita cada tela, entre otras muchas cosas.
Todo tiene su secreto, también el doblado, que adapta al gusto del cliente. Y si el servicio está motivado por un cambio de armario por temporada o por un viaje, este se puede complementar con un servicio de organización y de etiquetado de la ropa en cajas, bolsas o incluso maletas.
De una guardería a una planchería
Aunque la planchería abrió sus puertas hace tan solo unos meses, ya hace más de 15 años que Tamara del Cura es una cara conocida en Miribilla. Y es que el bajo en el que ahora abundan los burros repletos de camisas sin una arruga era antes la guardería de confianza de muchos padres y madres.
En 2007, recién salida de la facultad de psicología, Tamara supo ver que era el momento perfecto para dedicarse a los más pequeños. La natalidad estaba en auge en el barrio que, repleto de parejas jóvenes, en aquel momento era el que más nacimientos registraba de todo Bilbao.
No obstante, los niños y las niñas se fueron escapando y ya hacía un tiempo que el aula se iba quedando grande. El verano pasado le llegó el momento de bajar la persiana, pero no por mucho tiempo. Convencida de la necesidad de un cambio, Tamara se puso manos a la obra para darle forma a un nuevo proyecto. Y el resultado no se hizo esperar, porque en octubre cambió de profesión y abrió las puertas La Planchería de Bilbao.