El Palacio Yohn, o popularmente conocido como «La Bolsa», es uno de los edificios más famosos del Casco Viejo. Propiedad del Ayuntamiento desde 1987, el palacio es actualmente un centro cívico, pero su pasado guarda incógnitas y hasta una leyenda contrabandista con un pasadizo secreto.
Sus comienzos datan del siglo XIV, y tras pasar por varias generaciones y familias, el palacio comenzó a albergar diferentes negocios a finales del siglo XVIII. Uno de los dueños de esos negocios, de nombre Leandro Yohn, convirtió el palacio en un lugar tan emblemático que aún hoy se conoce por su propio apellido. El porqué de llamarse «La Bolsa» sigue siendo, sin embargo, todo un misterio sin resolver.
Esta enigmática aura que acompaña al Palacio Yohn sigue con una leyenda que, cierta o no, aún sigue dando que hablar en Bilbao. Se dice que el palacio fue un lugar de contrabando de vino gracias a un pasadizo secreto que, si se mira bien los días de marea baja, aún puede atisbarse en los muros de la ría.
Ante la ley seca, contrabando
A principios del siglo XX los impuestos sobre el vino subieron de tal manera que los almacenes y las tabernas decidieron cerrar y no vender a nadie esta bebida. Al poco tiempo, y como consecuencia de esta ley seca, comenzó un pequeño mercado clandestino de vino que tendría en el Palacio Yohn a uno de sus máximos exponentes.
El mencionado pasadizo, que llegaba hasta la ría, fue uno de los lugares más utilizados durante esos días para el contrabando de vino. Una conexión subterránea que permitió realizar transacciones sin ser vistos mediante una vía que, al parecer, aún sigue existiendo.
Los días de marea baja la ría muestra una bóveda en sus muros. La marca del que, al parecer, es el túnel que conecta con el Palacio Yohn y el cual hace posible esta historia. Una leyenda que, veraz al 100% o no, sigue unida a este emblemático edificio del Casco Viejo bilbaíno.
Foto de portada: www.bilbao.eus