En el año 1936 el Gobierno Vasco decidió construir una línea defensiva para proteger la Villa y su entorno de las tropas sublevadas. Un total de 80 kilómetros que nacían con la intención de proteger la democracia y la libertad frente al franquismo. Era el Cinturón de Hierro, la fortificación que trató de defender Bilbao.
Esta gran muralla defensiva, que abarcaba 33 municipios de Álava y Bizkaia, fue realizada por más de 14.000 personas entre 1936 y 1937. Una línea de 80 kilómetros que contaba con trincheras, alambradas, asentamientos de ametrallador, fortines, o refugios que fueron creados en tiempo récord ante el avance de las tropas sublevadas.
Sin embargo, y a pesar del gran esfuerzo realizado, el Cinturón de Hierro no estaba finalizado cuando esta recibió la ofensiva. Por ello, el 12 de junio de 1937 el Cinturón se rompió en la zona de Gaztelumendi y Urrusti, entre Gamiz-Fika y Larrabetzu.
Desde ese momento las tropas continuaron avanzando hasta llegar al cordal de Artxanda. Aquí se vivieron los últimos enfrentamientos antes de la caída definitiva del Cinturón de Hierro y, por lo tanto, de Bilbao el 19 de junio de 1937.
Cinturón de Hierro: Bien Cultural
En la actualidad, y desde octubre de 2017, el Cinturón de Hierro está protegido como Bien Cultural. El Instituto Gogora, el Gobierno Vasco, las Diputaciones de Araba y Bizkaia y los 33 Ayuntamientos por los que discurre buscan poner en valor este espacio como Itinerario de la Memoria.
Es por ello, precisamente, por lo que en los últimos años se está trabajando para recuperar espacios del Cinturón de Hierro y honrar a aquellas personas que sufrieron los acontecimientos de la Guerra Civil en nuestro territorio.
Un claro ejemplo de estos históricos puntos lo encontramos, sin ir más lejos, en Artxanda. Este enclave bilbaíno guarda un recorrido de menos de 2km que nos permite visitar algunos de los puntos más significativos de la Batalla de Artxanda junto a la reciente recuperación de una de sus trincheras.
Foto de portada: Txeng Meng / Flickr