Iglesias, ermitas, catedrales o basílicas. Son muchas las construcciones unidas al cristianismo que destacan por su imponente aspecto exterior o su detallado y cuidado interior. En Bizkaia tenemos una, sin embargo, que es única y muy diferente al resto. Se ubica en en Markina-Xemein, y es la ermita de San Miguel de Arretxinaga.
Su forma de hexágono perfecto llama la atención a primera vista, pero lo más espectacular y diferente de esta ermita construida en el siglo XVIII se encuentra tras adentrarse en ella. El porqué no tarda mucho en descubrirse, ya que tras cruzar las puertas se aprecian tres gigantescas piedras que, unidas entre sí, forman un altar que protege una imagen del arcángel San Miguel.
Al contrario que con el huevo y la gallina, en este caso no hay resquicio para la duda. Al parecer las piedras llegaron ahí hace 40 millones de años, y alrededor de este fenómeno natural tan especial se construyó, unos cuantos años más tarde, una ermita ad hoc para las rocas.
Tres rocas y una leyenda
Esta ermita, la cual sustituye a una anterior de origen incierto, no solo guarda tres espectaculares rocas en su interior, sino que en ella también reside una leyenda con cánticos de boda de por medio.
Se dice que, si lo que queremos es casarnos, deberemos pasar tres veces por debajo de este arco prehistórico sin tocar ninguna piedra. En caso de hacerlo, y en un periodo de un año, hay boda. O eso es, al menos, lo que predica la leyenda.
La ermita de San Miguel de Arretxinaga es, en definitiva, una atípica y espectacular construcción cristiana que guarda tres grandes razones y una leyenda para ser visitada. Estamos ante la que es, sin duda alguna, la ermita más curiosa de Bizkaia.
Foto de portada: Olazi – Wikimedia Commons