Puede parecer una práctica inofensiva, pero apilar piedras en playas y bosques pone en riesgo la biodiversidad de estos lugares. «Apilar piedras está ganando adeptos debido al crecimiento del turismo de aventura y las redes sociales. Hoy en día se pueden encontrar montones de piedras en parques naturales como el del Teide que suponen una amenaza para la biodiversidad ribereña de la zona», afirman 14 científicos de todo el mundo en una carta al director de la revista científica Human–Wildlife Interactions.
Durante los últimos años la comunidad científica ha dado la señal de alarma sobre una práctica que todavía crece. El año pasado se viralizó en Twitter un hilo con imágenes de personas que amontonaban piedras en la costa gallega. La repercusión fue tal que el Ayuntamiento de Ribadeo emitió un comunicado desaconsejando la práctica.
El peligro de apilar piedras
¿Por qué? #PraiaAsCatedrais pic.twitter.com/1pklgrtnNu
— Joseángel Murcia (@tocamates) July 18, 2021
Históricamente apilar piedras se ha visto como un símbolo cultural. En Asia, para las culturas budistas y taoístas representa el equilibrio interno. En el continente americano se hace en sitios sagrados, así como en la cultura celta de Irlanda y Escocia. También se ha utilizado como una forma de delimitar territorios y caminos rurales.
Todas estas prácticas se realizaban de manera esporádica, no masiva, sobre un mismo punto. ¿Cuál es el problema actual de las ‘apachetas’? La explosión del fenómeno, un fenómeno que los científicos reconocen como «contagioso».
Las condiciones del microhábitat asociadas con las rocas son de particular importancia en paisajes áridos y en islas. Estas zonas albergan a menudo un número considerable de invertebrados endémicos que dependen de estas rocas para sobrevivir. El remover las rocas puede exponerles a elementos externos y agentes depredadores«, detalla el mismo grupo de científicos.
Los investigadores piden a las autoridades que impongan restricciones que eviten esta práctica. «De hecho, esta moda banal e importada de otras culturas constituye un grave atentado al medio ambiente y al paisaje de las áreas naturales», afirma la investigadora del CSIC Anna Traveset, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados del CSIC y la Universitat de les Illes Balears a la agencia SINC.
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