Benidorm es a la ciudadanía vasca lo que Mallorca a la alemana: una segunda casa. En el municipio alicantino abunda la gente foránea, sí, pero el binomio Euskadi-Benidorm es el que domina entre sus famosos rascacielos, y un claro ejemplo de ello lo tenemos en una de las calles más importantes de Benidorm, Santo Domingo, la cual es conocida como la «calle de los vascos».
Si a esto le sumamos que los políticos vascos recorren más de 700 kilómetros para venir aquí en campaña, o que el primer hotel inaugurado en Benidorm es uno llamado «Bilbaíno», queda patente lo especial que es una unión que comenzó su boom en la década de los 60.
Vascos en Benidorm: operación B-B
La comunidad vasca siempre ha sido una realidad en Benidorm, pero su peso creció exponencialmente gracias a un movimiento que encabezó Pedro Zaragoza, el entonces alcalde de la ciudad alicantina.
Zaragoza, que estuvo en el cargo entre 1950 y 1967, era conocido por ser un revolucionario, un emprendedor que vio un tremendo potencial turístico en Benidorm y supo desarrollarlo.
Con su mandato se puso en marcha la maquinaría turística de la ciudad, basada en sus característicos rascacielos, y el turismo nacional comenzó a subir como la espuma. La comunidad vasca, sin embargo, no aumentaba en Benidorm, y Zaragoza decidió poner en marcha la operación B-B, o lo que es lo mismo, una subvención de viajes de bodas para parejas de Bilbao.
Luna de miel para 150 parejas
La campaña, que contó con la colaboración del ayuntamiento del Bilbao y de la Caja de Ahorros Vizcaína, invitó a 150 parejas recién casadas de Bilbao a pasar su luna de miel en la Costa Blanca.
El 2 de mayo de 1964 varios autobuses partieron de Bilbao camino a Benidorm, donde el propio Zaragoza les recibiría a los recién casados con fuegos artificiales, una cena llena de lujos y un sinfín de detalles que harían de estos 12 días un viaje de ensueño para unas parejas que, en muchos casos, no habían salido de Bilbao.
Tras esta inmejorable experiencia, y a falta de reseñas y redes sociales, las 150 parejas regresaron a Bilbao hablando maravillas de Benidorm y recomendándolo a más no poder.
La operación B-B había sido todo un éxito, y es que el turismo procedente de Bilbao aumentó considerablemente el siguiente año para, posteriormente, expandirse a todo Euskadi y crear de este modo una comunidad tan importante en la ciudad que incluso tiene una calle que es conocida por ello.
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