A finales del siglo XIX y principios del siglo XX Artxanda vivió su apogeo entre la ciudadanía de Bilbao. En lo alto de este famoso monte se construyó un entorno con diversos txakolis y un espectacular edificio con vistas a la Villa. Era nuestro protagonista, el Casino de Artxanda.
Inaugurado en 1915, y diseñado por Pedro Guimón Eguiguren, este espectacular edificio se situó a escasos metros de un funicular que también se había construido ese mismo año. El casino disponía de pista de baile, amplios salones, galerías acristaladas, restaurante y, en torno al edificio se ubicaba una gran escalera.
Durante su vida, el casino no solo fue utilizado como espacio de juego, sino que en su interior se realizaron celebraciones, banquetes, conmemoraciones e incluso exhibiciones de deportes de salón.
Tanto Artxanda como el casino fueron un espacio de ocio referente para la ciudadanía, pero lo cierto es que su vida fue bastante corta. Tras pasar poco más de 20 años desde su inauguración, el casino sufrió en carne propia la dureza de la guerra y dijo adió repentinamente.
La Guerra Civil, en primera persona
El Casino de Artxanda vivió en primera persona la crudeza de la Guerra Civil, ya que en este contexto fue en el que el edificio vivió sus últimos días. Las tropas franquistas intentaron conquistar Bilbao, y entre el 13 y el 18 de junio de 1937 se vivieron unos bombardeos en el casino que afectaron de lleno al edificio.
Tras el combate vivido el 18 de junio de 1937, el Casino de Artxanda quedó totalmente destruido. Ese fue su último día de vida, ni sus puertas volvieron a abrir ni el edificio fue reconstruido. La Guerra Civil supuso el adiós no solo de un casino que había vivido grandes días, sino de un espacio referente para la Villa y epicentro del ocio de la ciudadanía bilbaína.
Foto de portada: www.bilbao.eus