
Son innumerables los proyectos que se plantean, trabajan e incluso maquetan sin que luego lleguen a buen puerto. Algunos de estos son, simplemente, pequeños detalles que tratan de mejorar la ciudad de algún modo, pero el denominado «Puerto de la Paz», sin embargo, habría cambiado por completo el sino de Bilbao.
Este inmenso proyecto, de finales del siglo XVIII, pretendía levantar una nueva ciudad al otro lado de la ría con la intención de acabar con el predominio comercial de la Villa en Bizkaia.
El «Puerto de la Paz» traía bajo el brazo la creación de un puerto en Abando, uno capaz de acoger a grandes embarcaciones y que pondría freno a las ventajas comerciales y al crecimiento de Bilbao. Además de esto, el proyecto también originaría una Cámara de Comercio, una universidad e incluso un cuerpo armado para la defensa de esta nueva ciudad.
Impulsado por las Juntas y trazado por el arquitecto Silvestre Pérez, es uno de los propósitos arquitectónicos más importantes que se pueden ver en la Bienal Internacional de Arquitectura Mugak, la cual tiene lugar en Donostia.
No llegó a buen puerto
El 31 de diciembre de 1801 se consiguió la real orden que amparaba la construcción del Puerto de la Paz, y en 1803 dicha orden de construcción fue ratificada. Cuatro años más tarde, en 1807, el mencionado arquitecto Silvestre Pérez tenía los planos de la que sería una gran ciudad neoclásica, pero se quedó en eso, un proyecto.
Tras años de revueltas que retrasaron el Puerto de la Paz, y con la llegada de la invasión francesa y de la Guerra de Independencia, el proyecto se quedaría definitivamente guardado en el cajón en 1814.
El resto de la historia está escrita y es por todo el mundo conocida. Un sinfín de factores, gobiernos e incluso guerras que han hecho que Bilbao llegue a día de hoy tal y como es. El Puerto de la Paz no llegó, valga la redundancia, a buen puerto, y eso ha hecho que la Villa sea tal y como la conocemos en la actualidad.
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