En la segunda mitad de la década de los 70 Bilbao era una ciudad industrial, gris y con una tasa de turismo casi inexistente, pero en ella se situaba uno de los mejores parques de atracciones de Europa.
El 14 de septiembre de 1974 se inauguraba en Artxanda un parque de atracciones a gran escala, dirigido para todo tipo de público y que contaba con la noria más grande de Europa. Poco tenía que ver la Villa de la época con París, pero en Artxanda se encontraba el Disneyland bilbaíno: el Parque de Atracciones de Vizcaya.
Con una inversión inicial de 515 millones de pesetas, este ambicioso proyecto tomaba 10 hectáreas de la ladera del monte Ganguren y contó a lo largo de su vida con un zoo, una pista de karting, piscina, un anfiteatro, cafeterías y un sinfín de atracciones. Hoy, sin embargo, no queda nada de este Disneyland bilbaíno.
16 años de vida
Si en el año 1974 nacía el conocido como Parque de Atracciones de Artxanda, en 1990 cerraba sus puertas definitivamente. 16 años de vida en los que el clima, su difícil acceso y la situación histórica de la Villa dibujaron una clara línea descendente en su afluencia de público.
Si viajamos al Bilbao de 1974 poco o nada tendrá que ver con la actual ciudad y con el continuo aumento de turistas que recibe. Dos ciudades totalmente diferentes que comparten un mismo ADN, el clima. El viento y las constantes lluvias afectaron significativamente tanto al parque como a los numerosos conciertos que se daban en él, y por ende, al número de visitantes.
Unos ingredientes que sumados a las pocas facilidades de llegada que ofrecía el parque hicieron que la afluencia fuese disminuyendo notablemente tras los primeros años. Durante sus comienzos las diferentes novedades en atracciones y espectáculos atraían al público hasta Artxanda. Las tornas, sin embargo, no tardaron en cambiar.
Con el paso de los años la afluencia disminuyó, y tras varios intentos de mantenerlo con vida, el Parque de Atracciones de Vizcaya cerró en 1990.
2018, desaparición total
Tras 28 años de cierre y posterior abandono, el parque pasó de ser un lugar de diversión a convertirse en un escenario fantasma. Durante este tiempo hubo varios proyectos para tratar de reanimar todo este complejo, pero al no fructificar ninguno de ellos, en 2018 se demolió por completo.
Ya no hay rastros de un parque que cerró hace 31 años, pero para el cual guardamos un espacio en nuestra memoria. Un parque y un proyecto adelantados a su tiempo y que, quizás, en la actualidad habría tenido una vida más longeva. Así era el Parque de Atracciones de Vizcaya, el Disenyland bilbaíno.
Foto de portada: Iker Vázquez – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17285458